Cesar Robles
(1938-1974)
(1938-1974)
Cesar Robles fue un dirigente socialista revolucionario de Argentina durante la segunda mitad del siglo XX. Desde joven, abrazó la causa de la clase obrera y dedicó su vida a la militancia por sus derechos y por la construcción de la herramienta que pudiera hacer posible una salida de fondo: un partido revolucionario que luchara por el socialismo.
De joven empezó siendo parte del ascenso estudiantil de 1958 generado por el conflicto alrededor de la “libre o laica”, bajo el gobierno de Frondizi, como estudiante de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires, ciudad de la que era oriundo. Poco después, a inicios de la década del 60, comenzó a militar en Palabra Obrera. La corriente liderada por Nahuel Moreno era parte de la IV Internacional, fundada por León Trotsky, que enfrentó la burocratización estalinista de la Unión Soviética y retomó las banderas originarias de la Revolución rusa, la defensa de la democracia obrera y la perspectiva internacionalista de la revolución. Siendo vanguardia en el apoyo a la Revolución cubana, en 1963 se inició la confluencia entre la organización trotskista Palabra Obrera y el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericanista Popular) dirigido por Roberto Santucho, fundando posteriormente el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
En 1966, la organización dirigida por Nahuel Moreno definió que la tarea central era insertarse en el movimiento obrero. Con esta orientación, César participa de la lucha de los obreros de la fábrica Phillips en CABA y en la de los frigoríficos de zona sur donde se gana el respeto de los trabajadores que se enfrentan a patronales explotadoras y dirigencias sindicales burocráticas. Una de sus primeras actividades como miembro de la dirección nacional ese mismo año fue su vuelco a la huelga portuaria, participando como uno de sus máximos dirigentes en la célebre “Intervillas” –organismo obrero que dirigió la huelga–.
En 1967, siendo ya Secretario General del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) construye la regional de la zona norte del Gran Buenos Aires junto a Nora Ciapponi y Aníbal Tesoro. Juega un rol clave en el debate contra la fracción de Mario Roberto Santucho de orientación ultraizquierdista y guerrillera. Su experiencia junto a la clase obrera, había marcado a fuego su convicción de que el triunfo del socialismo solo será posible por la acción de la propia clase trabajadora y no por vanguardias guerrilleras. El PRT termina dividido en El Combatiente, liderada por Santucho, que preconiza la guerrilla sostenida por una vanguardia separada de las masas y La Verdad (LV), encabezada por Nahuel Moreno, que elige el camino de impulsar las acciones masivas de la clase obrera.
En 1970 se traslada a Córdoba junto a Orlando Mattolini y otros compañeros donde construye una nueva regional del PRT (La Verdad) ya que la anterior había quedado devastada luego de la división con El Combatiente. Con un trabajo paciente y sacrificado, sin recursos, y en medio de una vanguardia posCordobazo fuertemente influenciada por corrientes guerrilleras, el PRT (LV) va ganando influencia en el movimiento obrero y estudiantil de esa provincia.
En 1971 el PRT (LV) participa del Viborazo y de las luchas del SITRAC SITRAM. Esta vanguardia obrera cordobesa, que es clasista, aunque pronunciadamente ultraizquierdista y fuertemente influenciada por las organizaciones guerrilleras, impulsa la construcción de un movimiento sindical nacional clasista, el MOSICLA. César, desde Córdoba facilita la participación del partido en este proceso cuando se abre a todo el país y pueden intervenir dirigentes de comisiones internas de empresas del Gran Buenos Aires, entre ellos cuadros del PRT-La Verdad como Miguel Sorans, interna de Chrysler, “Frente” Sarobe, interna de Petroquímica Sudamericana y Jorge Mera, interna del Banco de la Nación, entre otros. Todo el proceso del MOSICLA se agota con la derrota de SITRAC-SITRAM.
En 1972, la ya derrotada dictadura militar de entonces acuerda el regreso de Perón y el llamado a elecciones, como forma de contener el ascenso obrero y estudiantil que se manifiesta en recurrentes levantamientos seminsureccionales, en diferentes provincias, a la manera del Cordobazo. Bajo la dirección de César, la regional Córdoba es puntal en la aplicación de la línea partidaria que es la obtención de la legalidad y la presentación de candidaturas obreras y socialistas como parte de la lucha por la independencia política de la clase obrera.
Esta línea permite el acercamiento de Páez al Partido Socialistas de los Trabajadores (PST, sucesor del antiguo PRT-LV) porque, como dirigente sensible a las inquietudes del activismo y la base obrera, se da cuenta que la legalidad puede ser utilizada como un arma más para luchar y que no era una claudicación como sostenían la ultraizquierda y las corrientes guerrilleristas. Es así como, en marzo de 1973, se presenta en Córdoba el Frente de Trabajadores con Páez gobernador, arrastrando como candidatos obreros activistas de las principales fábricas –entre ellos destacados dirigentes del ex SITRAC-SITRAM– en la boleta del PST.
Perón hace renunciar a Cámpora como presidente y se presenta como candidato a nuevas elecciones en setiembre de 1973. En agosto se reúne en Tucumán el congreso del FAS (Frente Antiimperialista y por el Socialismo) inspirado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP, brazo armado del PRT de Santucho), que reúne a gran parte de la vanguardia pro guerrillera propiciando la candidatura del binomio Tosco-Jaime, dos destacados dirigentes obreros combativos. Aplicando la línea del PST de candidaturas que expresen la independencia política de los trabajadores, César Robles y otros compañeros viajan a ese congreso. En el encuentro presentan la propuesta del PST: deponer su propia fórmula presidencial y ofrecer su legalidad para que la fórmula Tosco-Jaime, sea una opción obrera y popular independiente de la burguesía en las elecciones frente a la fórmula Perón-Perón. Influenciado por el Partido Comunista, Tosco desiste y la propuesta es rechazada.
La definición del carácter internacional del proceso revolucionario por parte del PST, ordena su esfuerzo por participar de la construcción de una organización internacional. En 1974, César viaja, junto a otros dirigentes, como delegado del PST al Congreso mundial de la IV Internacional en Europa. Allí se destaca por la agudeza de sus intervenciones sosteniendo el balance de Moreno y la sección argentina acerca de la desviación ultraizquierdista de la dirección de esa organización, entre ellos Ernest Mandel y Livio Maitan, que había apoyado la orientación guerrillerista, no solo en Argentina sino también en toda América Latina.
Ese mismo año, comienza la ofensiva derechista de Perón. En Córdoba destituyen al gobierno del ala izquierda del peronismo, allanan locales sindicales y del propio PST, deteniendo y golpeando a varios compañeros y al propio César, poco antes de su asesinato, el 9 de octubre. La actividad de los comandos parapoliciales de la Triple A fueron organizados desde el propio gobierno peronista, a las órdenes de López Rega, el comisario Villar, la cúpula de la Federal, todos hombres de su confianza y escolta.
El PST llama a la más amplia unidad de acción contra el accionar de las bandas fascistas y en Córdoba convoca a una reunión de la vanguardia obrera y a partidos políticos. El 3 de noviembre de 1974 a la salida de un Congreso partidario, en Capital Federal, fue secuestrado por un grupo parapolicial de la Triple A en Primera Junta y acribillado en el bajo Flores.
De fuerte personalidad política, formación teórica, y audacia para la acción, César se obsesionaba por formar un partido de militantes estudiosos, críticos, apasionados y entregados a la militancia por el socialismo. Como afirma el periódico Avanzada Socialista al momento de su asesinato: “Encaró esta tarea con el método de alentar a todos los compañeros a pensar por sí mismos, a tener motor propio, a romper en cada acto de militancia toda actitud rutinaria, a hacer de la vida una revolución permanente”.
Amó a sus hijos, Andrea y David, a quienes quiso darles un tiempo de vida que no tuvo.
En una carta escrita después del ataque al local, hallada en su domicilio después de su asesinato, dejó este mensaje:
Anoche soñé que me asesinaban las 3A, el grupo fascista que, lo más probable, estuvo presente en el allanamiento de nuestra sede, junto a la policía. Los sueños en esta época adquieren cierta capacidad intuitiva sobre los peligros que acechan. Y es de esperar algún manotazo sangriento, del que yo no de dejo ser una probabilidad seria.
Si así fuera moriré tranquilo. En paz conmigo mismo, y convencido de lo esencial de mi vida: haber abrazado la única causa justa y digna de esta época histórica: la de los trabajadores y el socialismo.